sábado, 1 de marzo de 2008

Sigo con Rinck, el verano, el fin del verano (Santiago, saquemos este libro....)


sigiloso


el verano se retira sigiloso, con inimaginable lentitud
a la manera de la masa indolente
a la lluvia le deja barcelona, a la lluvia le deja trinidad
y se retira sigiloso con inimaginable lentitud
a la manera de la masa indolente.
el cielo ha permanecido igual a sí mismo
y la palidez es su programa – el calor
aunque ha elevado su peso
ha permanecido igual a sí mismo
y con la misma lentitud que el verano se retira sigiloso
algo ingresa en mí, tal vez un presentimiento,
quizás uno malo. puede ser.

que algo terrible suceda, por ejemplo
que algo imperceptible suceda, una parábola
cuando un golpe dé en la masa indolente
algo imposible de sentir
y deje los cuerpos en la calle, y deje a los otros atrás
y el follaje caiga en la calle y a los días les falte el filo
aquello que ha sido se vuelva legado,
lo que fue se vuelva lentamente más verdadero
a la manera de la masa pesada.
como sucede también con los pasados
la vida ha permanecido igual a sí misma
las rutinas se hacen más templadas
pero la supervivencia se vuelve programa – las cosas
y los umbrales están marcados – los bordes
han permanecido iguales a sí mismos, aunque su referencia se ha soltado
y las fases se aplanan, se vuelven rectas
y mucho más rápida que la idea, se enciende
y tan imperceptible como la parábola, se acerca con sigilo
en secreto la última posibilidad, lo que falta por venir
la renuncia a los deseos, la renuncia a la certeza del fin
sólo atemoriza por su moderación
puede ser. es.

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